Johann Road Live Tour 2005
Habida cuenta de que ya les he relatado un viaje con AlmaVoce, no los aburriré con otra crónica similar a aquella. Pero sí les tengo que comentar que, además de pasarla tan bien como siempre que salgo de gira con este grupo, el detalle saliente de este viaje es que, durante el viaje de ida... me hicieron prometerles que el año que viene me voy a poner a estudiar. Todavía no estoy muy seguro si será en algún conservatorio oficial, en alguno privado, o con algún profesor particular. Tampoco sé si terminaré estudiando dirección coral o composición y arreglos. Pero seguramente, el 2006 será el año en que Johann Tenorio, por fin... agarre los libros. ¿Qué tal? ¿Se imaginan al viejo Johann con la batuta? ¿O componiendo motetes?
Una vez llegados a la ciudad de 9 de Julio (a la que obviamente no pude conocer, ya que estuve apenas 6 horas ahí, y todas ellas las pasé en el teatro donde cantamos), hicimos lo de siempre, vocalización, repaso del repertorio, cambio de vestimenta, etc.
Y por fin llegó el momento de ir al salón. El encuentro estaba previsto para las 21:30 hs., pero al llegar allí nos avisaron que la cosa se iba a demorar un poquito más, porque estaba por llegar el intendente. Como era de esperarse, a las 22 horas el intendente mandó el aviso de que no iba a poder estar presente porque tenía trabajo por hacer. Lo cual da para pensar: ¿cuáles son las tareas que suele desempeñar un intendente un sábado por la noche? En fin...
Luego de un amague de estallido social por parte de la numerosa audiencia (calculo que habría cerca de 300 personas, incluyendo a los coros), comenzó por fin el dichoso encuentro, apenas pasaditas las 10 de la noche.

Luego vinimos nosotros, que andábamos casi en tres ruedas. De nuestros tres bajos titulares, uno no fue por problemas personales, otro venía de dos meses sin ensayar por múltiples hernias de disco, y el tercero estaba siendo consumido por una gripe voraz que le impidió subir al escenario. Llevamos a un amigo como reemplazo, que se tuvo que aprender las obras en el micro. Imáginense.
De todos modos, les puedo garantizar que dejamos el pellejo y una amígdala cada uno en escena, siendo premiados con algunos tibios aplausos de parte del público. Y bueh, qué se le va a hacer. A lo mejor no somos tan buenos como creía.

El CBP es más que un coro, en el sentido que gozan del privilegio de un apoyo económico envidiable que les da la posibilidad de conseguir una poderosa banda de acompañamiento, conformada por 2 percusionistas, 1 bajista y 1 guitarrista, todos ellos de buen nivel técnico. Además el coro tiene dos preparadoras vocales, y viajan con una enorme consola de sonido que haría palidecer de envidia a más de una banda local de rock.
Bajo esas condiciones, y con el conocido estilo musical de su director, no fue ninguna sorpresa que se llevaran las mayores ovaciones, luego de interpretar su repertorio íntegramente popular... y muy "ganchero", por cierto.
El conflicto al que hice mención es un tema que recuerdo que discutimos acá en el blog hace un tiempo, a raíz de un comentario de nuestra amiga la Tía Coni. En dicho intercambio se hablaba de qué era mejor: si un repertorio que apunte poner en relieve las posibilidades expresivas de un coro (tanto técnicas como emotivas) o un repertorio que "corte camino" y vaya directo a ganarse el corazón del público sin importar tanto el progreso musical. Obviamente que esto es un tema muy subjetivo, y más si tengo en cuenta que en este caso mi grupo fue víctima directa de esta situación, siendo casi ignorados, luego de haber dejado el alma en el escenario, por la misma audiencia que aullaba pidiendo bises al coro que actuó después.
Entonces trataré de hacer una apreciación lo más fríamente técnica posible, diciendo que es más que evidente que hay mucho trabajo en el CBP, y que sus resultados no son para nada fortuitos. El coro suena, no hay desafinaciones ni otros desajustes dignos de mencionar, y la banda que acompaña lo hace muy bien, luciéndose cuando le corresponde y cediéndole su espacio al coro o sus solistas cuando la ocasión lo requiere. Los arreglos corales son, de más está decir, lo más flojo de todo, pero como ya se imaginarán, eso es lo menos relevante.
Qué les puedo decir. Vayan, escúchenlo, y saquen sus propias conclusiones.
Ah, y no puedo dejar de mencionar el ágape posterior. Una verdadera orgía de deliciosos sandwiches de lomito, regados con cualquier bebida que a uno se le ocurriera. En mi caso, opté por el vino blanco, y debo decir que no era ningún condimento para ensaladas.
Bueno, ahora cuenten ustedes. ¿Fueron a ver algún concierto este fin de semana? De ser así, sería bueno que nos hagan compartir sus impresiones.
Por mi parte, todavía le debo a mi organismo algunas horas de sueño, así que...
