Coro Lario - un espacio para intercambiar opiniones acerca de la música coral en Argentina

El weblog de Johann Tenorio, Buenos Aires, Argentina
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martes, mayo 30, 2006

¿Qué tal, tanto tiempo?

Y sí, señores, después de 2 largas semanas de vacaciones acá estamos de vuelta, tratando de recuperar de a poco el tiempo perdido, y haciendo un sprint para ver si llegamos de una buena vez al post nº 200.
Además, me tengo que poner las pilas sí o sí, porque se viene una oleada de noticias corales que reíte del tsunami.

Yo por mi parte también tengo unas cuantas noticias de índole personal, más allá de que mi temporadita de vagancia incluyó también el no asistir siquiera a un mísero encuentro coral. Pero de todos modos, uno siempre encuentra algo para contar. Vamos por orden cronológico, a pasar un breve resumen de la vida de este escriba durante las últimas dos semanas.

Ustedes recordarán la "Cena de Corolarios III", que fue el día sábado 13. Pues bien, ese mismo día, por la tarde, había pasado por el videoclub y alquilado ¡por fin! una película obligatoria para quien se precie de pertenecer al mundo coral: "Los coristas". Y flor de chasco me llevé.
Cualquiera que haya visto películas del tipo de "Semillas de maldad" o "La sociedad de los poetas muertos", podrá decir que esta historia ya la vió. La típica trama del profesor que llega a un colegio y se compra a los alumnos, transformándolos de peqieños delincuentes en potencia a seres de provecho para la sociedad. Un bodrio, bah. Al menos, habría sido bueno que el actor que representa al director del coro hubiera visto alguna vez a un director real en acción, porque los movimientos que hace me recordaban más a un policía de tránsito que a un director coral, y gestualmente el tipo parecía un jugador de poker.
Les recomiendo, eso sí, que si pueden se consigan la banda de sonido, que es lo único que vale la pena de la película.

Al día siguiente, para redimirme un poco, tenía agendado ir a ver a Les Luthiers en "Los premios Mastropiero". Y ahí me llevé otra sorpresa, ya que no me habían hablado nada bien de este espectáculo. Pues bien, yo me reí a lágrima viva desde que salieron a escena hasta que hicieron el último saludo. Qué quieren que les diga: puede ser que ya no canten como hace unos años, puede ser que reiteren fórmulas ya probadas y hasta que repitan skteches enteros (en este caso fue la delirante conversación acerca del merengue), puede ser que musicalmente el espectáculo no esté a la altura de otros... pero a mí me siguen haciendo desencajar la mandíbula de tanto reírme, che. Además, si bien pagué unos dolorosos $ 60.-, tuve la oportunidad de verlos desde ahí cerquita (fila 19), lo cual me permitió disfrutarlo aún mejor.
De más está decir que no hace falta que los recomiende yo, pero bueno, insisto: vayan.

A los pocos días se produjo el hecho que posiblemente haya desencadenado mi desaparición de los sitios que solía frecuentar, entre ellos este weblog: ¡cambié el monitor! Sí sí señores, ahora tengo un LG 17" pantalla plana, con controles digitales, pero que posee una caraterística mucho más importante que las mencionadas: ahora puedo ver lo que estoy escribiendo. Mi viejo monitor ya estaba un poquito gastado y se veía algo oscuro. Por ejemplo, una foto que en cualquier monitor se ve algo oscura, en mi viejo monitor se transformaba lisa y llanamente en un rectángulo negro.
El problema fue que esto provocó que me pusiera a repasar viejos juegos que ya no podía ver en el monitor jubilado, como por ejemplo el Tomb Raider, amén de pasarme unas cuantas horas paseando por el mundo con el Google Earth. Y adiós "Coro Lario", entre otras cosas.
Pero por suerte ya pasó el furor inicial, con lo cual quien esto escribe está en condiciones de asegurar que ya no volverán a haber parates en este weblog como el que acaba de suceder, al menos mientras haya vida coral en Buenos Aires y aledaños.

Bah, qué se yo, nunca se sabe. Al menos, eso espero. Cualquier cosa, están todos autorizados a enviar toda clase de vituperios si llegasen a pasar 5 días sin novedades en "Coro Lario".
Traten de no zarparse, que mi madre no tiene culpa alguna,

Johann

viernes, mayo 19, 2006

Gacetilla con cambios

Como ustedes recordarán... no, mentira, qué van a recordar si nunca les avisé. Vamos desde el principio.

No sé si estarán enterados (teniendo en cuenta que ciertos supuestos "cronistas corales" se han tirado notoriamente a chantas y escriben muy de vez en cuando), pero la cuestión es que los 3ros viernes de cada mes se realiza, en la Iglesia Metodista de Martínez, el ciclo de encuentros corales que organiza Betty Rodríguez. Hace ya un tiempito, Betty nos envió a todos los medios una gacetilla con el cronograma de todos los encuentros programados de abril a diciembre.

Pues bien, hete aquí que ahora recibimos una nueva gacetilla, anunciando el concierto que se realizará en el día de hoy, en el cual se presentarán el Grupo Vocal Yupaz, dirigido por Hugo Castro, y el Coral del Norte, con la dirección de Juan Martín Picarel. La dirección es Tres Sargentos 1928, Martínez, y el evento comienza a las 20:30 hs.
El tema es que, si no recuerdo mal, en el cronograma que recibimos el mes pasado se anunciaba para hoy al Grupo Vocal Amadeus, que dirige Silvia Skiliansky, junto a Yupaz. ¿Cambio de último momento?
En fin... estos directores indecisos...

Ando con ganas de ir, así que probablemente los vea allí esta noche.
Hasta más luego,

Johann

martes, mayo 16, 2006

Los sospechosos de siempre

"Estimados, ya sabrán de mi frágil estado de salud (mental sí, pero ahora física tmb) así que no me obliguen a agitarme: cóooooooooooomoooo estuvo la cenaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaa??
Muchas Gracias
Saludos Resonantes"

Con esas caripelas, cualqiera puede deducir la laya de estos malvivientes.No hace falta que les aclare quién es el/la autor/a del comment que transcribo, y que encontré por ahí perdido vaya uno a saber en qué post.
Por supuesto, si está preguntando acerca del desarrollo de la "Cena de Corolarios III", de más está decir que fue una de las ausencias más conspicuas de la misma. Y si digo que fue una de las ausencias, es porque fueron muchas. E inesperadas, algunas de ellas.
Pero no importa, cada uno tendrá su coartada para no haber venido. Lo triste es que, tal vez más que en las cenas anteriores... se lo perdieron. Estuvo bueno, de veras, así que dejaremos de hablar de ausencias para pasar al rubro "presencias".
Los asistentes fuimos los mencionados (y fotografiados) sospechosos habituales, más un par de caras nuevas y muy bien predispuestas: Alejandra, soprano del Coro In Animis, y su consorte Ernesto. De estos últimos, pido disculpas, no he guardado testimonios gráficos, tal vez porque tanto el Mº Bruzzo como el abajo firmante estábamos ambos esperando que el otro fuera el primero que sacara la cámara. Conclusión obvia, cuando ésta por fin apareció, ya era tarde: la simpática pareja ya había partido. Será para la próxima.

Sucesos destacables de la cena: esteeee... bueno, la verdad es que mucho no me acuerdo. Hubo muchos alimentos y variados licores, con la lógica consecuencia de que el exceso en estos últimos borroneó el recuerdo de los primeros. Pero igual hay que mencionar las magníficas empanadas preparadas por Ernesto, y una especie de crépes rellenos con una salsa parecida a la del vittel thoné, invención de la Condesa. Unas exquisiteces.
Por suerte, luego de todo esto hubo una reparadora ronda de mate, que hizo que el porcentaje de sangre en mi torrente alcohólico se elevara lo suficiente como para poder superar los diversos tests de alcoholemia que tuve que atravesar durante el regreso al hogar. Bueno, en realidad no hubo ninguno, pero seguro que si me tomaban alguno, lo pasaba. Seguro.

Más allá de ingestas y libaciones, la reunión estuvo algo más que divertida. Fue un canto a la risa, verdaderamente. Y el hecho de habernos juntado en la casa de uno de nosotros, en lugar de un bar, realmente nos vino bárbaro para poder sentirnos mucho más cómodos que en ocasiones anteriores. Al menos, no me tuve que pelear con ningún mozo por una "esprai lai". Había una Zero, que se quedó esperando por la Tía Coni, quien prefirió pasarse la noche en cama antes que venir a degustarla.

YEl enorme instrumento (aprox. 25 cm) del Maestro Bruzzo qué más... bueno, el Cello ocupó buena parte de la velada mostrándonos fotografías de sus novias pasadas y actuales (a las cuales seduce exhibiéndoles impúdicamente el enorme instrumento que pueden observar en la foto que acompaña este párrafo), la Condesa no dejó pasar una sola oportunidad para dejarnos servido en bandeja la posibilidad de espetar algún chiste vulgar, y el Wolfie fue quien nos proveyó de las partituras (sí, llevó partituras) con las cuales nos despachamos algunos madrigales afinados en diversas tonalidades a la vez.

No sé qué más contarles. Para la próxima, si quieren saber más, van a tener que venir, porque si confían en que yo les traiga el testimonio de estos eventos... están en el horno. Déjense de jorobar y vengan, que no mordemos a nadie.
Al menos, mientras estamos sobrios,

Johann

jueves, mayo 11, 2006

Llenamos la cancha (con Photoshop)

Por si alguien se preguntaba a qué se referían La Isla, Rita Stein y otros en el post anterior, cuando mencionaban la invitación a la "Cena de Corolarios III" que habían recibido de parte de La Condesa Sangrienta, aquí les adjunto la susodicha invitación.

Como podrán ver, se trata de un hito en la historia del arte gráfico argentino, conseguido en base a sangre, sudor, lágrimas y horas dándole al Photoshop, en un trabajo seguramente atraerá la atención de varias divas de nuestra farándula, ansiosas de aparecer en las revistas del rubro con un aspecto menos deteriorado del que poseen en la vida real.

Según declaraciones de la Condesa, el fotograma que fue utilizado como base para tan ardua labor fue extraído de la película "Braveheart" (Corazón Valiente), así que sepan disculpar el hecho de que aparezca mi cara en el lugar donde debería estar la de Mel Gibson.
Aunque en realidad, no quedo tan mal con el pelo largo, ¿no? Me hace acordar a mis añoradas épocas de heavy-metal.

Dicho sea de paso, aún quedan localidades para la Cena.
Apúrense a reservar,

Johann

viernes, mayo 05, 2006

Noticias de gente amiga

Y claro, tratándose de ellos, cómo no dedicarles este espacio, por demás merecido. Este fin de semana, dos grandes amigos de este blog estarán viviendo cosas lindas e importantes, y desde aquí nos hacemos eco de tales novedades.
Paso a detallar, por orden cronológico:

Mañana, sábado 6, la infatigable Rita Stein estará de festejos. Su ciclo "Encuentro con los coros" cumple 13 años ininterrumpidos en el éter, por lo cual anuncia que va a arrojar la radio por la ventana en su "programa aniversario". Por si algún despistado aún no está al tanto, el evento se emitirá en directo por FM Cultura 97.9, a las 18 horas. Y si bien no me invitó, de más está decir que "Coro Lario" adhiere incondicionalmente a los festejos, y seguramente descorcharemos alguna gaseosa en su honor. ¡Feliz cumple, ECLC!

El domingo 7, a las 20 hs., será el momento del reencuentro con otro evento que ya apunta para clásico de la música coral: el Ciclo de Conciertos Corales de la Catedral de San Martín. Ya van por la tercer temporada, y para este primer concierto del año anuncian la presencia, como locales, del Coral Molto Allegro, y como visitantes, de la Compañía Vocal de Cámara. Los directores técnicos de ambas escuadras, los Mºs. Oscar Mesías y Diego Lenger respectivamente, anunciaron que sus formaciones intentarán desplegar un juego vistoso y sonoro, con repertorios que se desplazarán ágilmente entre el Renacimiento y la música popular, por lo que se espera un encuentro sumamente atractivo y a cancha llena. Aún no está confirmado quién será el árbitro, pero algunas fuentes insinuaron que se trataría de un tal Johann Tenorio.

Así que este fin de semana, como verán, viene bastante movido. Y no quiero dejar pasar la oportunidad para recordarles a ambos homenajeados que, aunque la Condesa Sangrienta aún no cumplió en enviar las participaciones, están invitados a compartir sus experiencias el fin de semana que viene, durante la "Cena de Corolarios III".
De paso, cañazo,

Johann

jueves, mayo 04, 2006

Me puse filosófico

Anoche, mientras iba de camino para el ensayo del grupo vocal donde canto, me vino a la memoria una vieja disquisición filosófica que tenía desde hace tiempo, referida a las diferentes actitudes frente a la música. Para ser más preciso, frente a la posibilidad de ganar dinero mediante la música.

Sin duda, la relación entre arte y lucro debe ser una de las que más conflictos provoca en el ser humano, al menos desde el Renacimiento. Sospecho que más de un compositor de los considerados grandes se habrá visto alguna vez en la encrucijada entre dedicarle tiempo y esfuerzo al cuarteto de cuerdas en el que volcó gran parte de su inspiración, o hacerlo en la misa que le encargó el obispo. O también, entre investigar nuevas sonoridades para su sinfonía o componerla de acuerdo al gusto de su mecenas.
Varios siglos después, esa misma encrucijada se le presenta al joven guitarrista que duda entre intentar emular a David Gilmour o tocar en un grupo bailantero, sin pretender ser peyorativo con estos últimos.

Personalmente, suelo pensar que a la obvia dicotomía entre amateurismo y profesionalismo se le puede agregar otra tal vez menos obvia, que sería la de en qué parte de un artista, la mentalidad o el espíritu, predomina una u otra tendencia. Para aclarar esta "clasificación", diremos que la mentalidad orientará la actitud concreta frente a un hecho artístico puntual, mientras que el espíritu lo hará con las elecciones a un nivel más amplio.
Sigo siendo confuso, por lo cual trataré de explicar punto por punto.

Una mentalidad amateur, según mi postulado inicial, hace que la persona enfrente su vida artística sin darle demasiada importancia a su propio progreso ni al del grupo que conforma, mientras que una mentalidad profesional la lleva a tratar de mejorar día a día, a ser responsable en cuanto a sus horarios y los de sus compañeros, etc.
Por otro lado, la parte espiritual guiará al artista o aspirante a tal, en cuanto a su actitud frente al dinero. Según esta línea de pensamiento, alguien espiritualmente profesional elegirá, entre dos opciones artísticas, la que parezca ser más redituable en lo económico.

Profundizando un poco más en esta idea, alguien de mentalidad amateur y espíritu profesional tenderá siempre a aplicar "la ley del menor esfuerzo", midiendo los resultados en base a cuánto ha logrado llevar a sus bolsillos. Análogamente, un músico de espíritu amateur y mentalidad profesional buscará siempre la satisfacción o el crecimiento en lo artístico, sin importar si esto implica un asiento en el debe o en el haber.
Les dejo como tarea probar cómo responderían otras combinaciones, si es que tienen ganas de hacerlo. No se preocupen que no les voy a tomar prueba.

Para terminar de una buena vez con este palabrerío, quisiera dejar establecido que, en mi carrera personal como músico, intento siempre mantener un espíritu amateur y una mentalidad profesional. No siempre me sale, pero al menos lo intento. Y me pregunto si seremos muchos los que lo hacemos.

Sepan disculpar tanta cháchara,

Johann

lunes, mayo 01, 2006

¡Corolarios del mundo, uníos!

Y bueno, tenía que escribir algo relacionado con el Día del Trabajador, con los coros y todo eso, y me salió así. Se ve que la musa inspiradora de los bloggers corales también se considera trabajadora y, como corresponde, hoy se tomó el día.

Pero igualmente no quiero dejar pasar la oportunidad para enviar, desde este olvidado rincón de la red de redes, mi saludo para todos los trabajadores en su día. Y particularmente para todos los trabajadores de la música, que en estos días se encuentran algo atribulados, al menos aquí en la Argentina, por la dichosa Ley del Ejecutante de Música y todos los conflictos que trajo aparejados.
Gente digna de mi admiración, más que nada por haber optado por una carrera de esas que suelen ser miradas con un dejo de conmiseración por el resto de la población, como diciendo "ah, estás estudiando música, ¿y de qué vas a trabajar cuando te recibas?".

Y también, cómo no, quiero acordarme de otros trabajadores de la música, unos trabajadores tan peculiares que en general trabajan de cualquier otra cosa, pero que le dedican tanto amor y tanta pasión a la música como el director consagrado, la rutilante primadonna, la estrella de rock o el jazzista bohemio. Por supuesto, me refiero a los coreutas, esos bichos raros que solemos juntarnos un par de noches a la semana para sentirnos parte del asunto. Y que gustosamente pagamos por ello, en algunos casos un dinero con el cual perfectamente se podría disfrutar de una buena cena con cine incluido.
Pero no, allí estamos, firmes y dispuestos a hacerle la vida imposible a cualquier director, conversando a viva voz mientras nuestro pobre líder se desgañita pasándole la parte a los bajos, que por supuesto no la estudiaron. O mirando las manchas del techo mientras nos marca el "levare" crucial para la parte en la que los tenores entramos siempre a destiempo. Y así podría seguir por un buen rato.

Aún así, nadie nos puede negar nuestra condición de trabajadores. Porque más allá de todas estas pequeñas delicias de la vida coral, llegado el momento de salir a escena demostramos una disciplina que avergonzaría a un centurión, controlando que tanto la carpeta como el uniforme se encuentren en perfecto orden, y siguiendo atentamente las indicaciones del director. Y todo esto a sabiendas de que trabajamos para mayor gloria de otro.

Que quede claro, esto no es protesta. Es simplemente una breve apología de quienes también amamos la música con loco amor, y tal vez como en ningún otro caso, con un amor definitivamente platónico.

¡Feliz día, trabajadores corales!

Johann