¿Coreutas o bomberos?
"...El próximo domingo 4 de noviembre haremos un encuentro coral en ....., a las 18 Hs. Hace poco menos de 1 hora uno de los coros que participaba me informa que por un problema particular no podrán asistir. Habría alguna posibilidad que un coro me salve????..."
Este mail apareció en el día de hoy en una de las listas de correo dedicadas a nuestra actividad, y si lo rescato de allí es porque observo que se trata de un fenómeno que se viene repitiendo con cierta asiduidad en los últimos tiempos.
De hecho, no hace mucho fui a cantar a un encuentro coral, cubriendo a un coro que avisó que no iba a poder participar con 4 días de antelación. Claro, para mi grupo fue fenómeno, pero me parece que no es el punto.
Creo que lo importante, en este caso, es ponerse un poco en el lugar de quien organiza o coordina el encuentro. En muchos casos suele ocurrir que el organizador es un coro o parte de él, gente que a puro pulmón se mata consiguiendo el lugar, poniéndolo en condiciones, haciendo la difusión, diseñando volantes, gacetillas y programas de mano, en algunos casos hasta diplomas y souvenires personalizados... ¿y todo para qué? Para que a último momento (pensemos que un encuentro coral suele planificarse con meses de antelación) te manden un mail diciendo "sabés qué, no vamos a poder ir, conseguite otro coro".
¿Con qué ganas uno se puede poner a organizar otro encuentro coral? Está bien, por lo general siempre aparece algún grupo (mediano o chico, que obviamente son los que tienen que movilizar menos gente y por ende pueden responder más rápido) que "apaga el incendio", pero igual tenés que encontrar un lugar donde guardarte los souvenires para un coro de 40 cantantes, que tuviste que reemplazar con un sexteto. Y lo que gastaste en materiales y tiempo de trabajo, no te lo repone nadie.
Si fueran un caso o dos como éste, no armaría tanto alboroto. Pero observo que en lo que va del año, como ya dije, se está transformando en un fenómeno recurrente. Y es triste, porque esto provoca desánimo en quienes organizan encuentros corales, y a la larga nos vamos a terminar quedando sin lugares para cantar.
¿Es mucho pedir que quienes tienen la responsabilidad de dirigir un coro sean, valga la redundancia, un poco más responsables? Espero que no.
Disculpen la mala onda, y mucha suerte para la pobre chica que mandó el mail del comienzo,
Johann
Este mail apareció en el día de hoy en una de las listas de correo dedicadas a nuestra actividad, y si lo rescato de allí es porque observo que se trata de un fenómeno que se viene repitiendo con cierta asiduidad en los últimos tiempos.
De hecho, no hace mucho fui a cantar a un encuentro coral, cubriendo a un coro que avisó que no iba a poder participar con 4 días de antelación. Claro, para mi grupo fue fenómeno, pero me parece que no es el punto.
Creo que lo importante, en este caso, es ponerse un poco en el lugar de quien organiza o coordina el encuentro. En muchos casos suele ocurrir que el organizador es un coro o parte de él, gente que a puro pulmón se mata consiguiendo el lugar, poniéndolo en condiciones, haciendo la difusión, diseñando volantes, gacetillas y programas de mano, en algunos casos hasta diplomas y souvenires personalizados... ¿y todo para qué? Para que a último momento (pensemos que un encuentro coral suele planificarse con meses de antelación) te manden un mail diciendo "sabés qué, no vamos a poder ir, conseguite otro coro".
¿Con qué ganas uno se puede poner a organizar otro encuentro coral? Está bien, por lo general siempre aparece algún grupo (mediano o chico, que obviamente son los que tienen que movilizar menos gente y por ende pueden responder más rápido) que "apaga el incendio", pero igual tenés que encontrar un lugar donde guardarte los souvenires para un coro de 40 cantantes, que tuviste que reemplazar con un sexteto. Y lo que gastaste en materiales y tiempo de trabajo, no te lo repone nadie.
Si fueran un caso o dos como éste, no armaría tanto alboroto. Pero observo que en lo que va del año, como ya dije, se está transformando en un fenómeno recurrente. Y es triste, porque esto provoca desánimo en quienes organizan encuentros corales, y a la larga nos vamos a terminar quedando sin lugares para cantar.
¿Es mucho pedir que quienes tienen la responsabilidad de dirigir un coro sean, valga la redundancia, un poco más responsables? Espero que no.
Disculpen la mala onda, y mucha suerte para la pobre chica que mandó el mail del comienzo,

Etiquetas: Comentarios de actualidad coral