Lo que ellas cantan
Anoche pude, por fin, cumplir con una promesa y darme un gusto a la vez. Seguramente todos ustedes se olvidaron, pero yo tenía muy presente que anoche, como todos los 1os. jueves de cada mes a las 22, se presentaba el Grupo Vocal Sheprays en The Cavern, en ese oasis céntrico llamado Paseo La Plaza. Y así fue, nomás, y allí estaba Johann para presenciar el espectáculo. Y por supuesto, para acercarles la crónica correspondiente.
Sheprays, como ya les he mencionado varias veces, es un grupo vocal femenino dedicado principalmente al negro spirituals y el gospel, pero anoche demostraron que se mueven con total comodidad en todo el espectro de la música negra estadounidense, sobre lo cual me explayaré más adelante.
Pero por lo pronto, y haciendo honor a su slogan, empezaron con una selección de varios clásicos de los géneros antedichos: "The Gospel train", "Elijah Rock", "Ride the chariot", "If we ever" y "The animals", por mencionar sólo algunos.
Y acá vale la pena desviarse un poco del tema repertorio, para dedicar unas líneas al primer aspecto impactante de Sheprays: su absoluto dominio escénico. Las chicas (Ayelén De Raco, Leticia De Luca, Agustina Cardozo y el debut de Mariana Jenichen, mencionadas según lo que me imagino debe ser el orden de aparición en sus partituras, o sea, de la voz más aguda a la más grave) tienen muy en claro lo que hay que hacer arriba de un escenario para capturar la atención del espectador. En este sentido, hay que tener en cuenta que, tratándose de un repertorio bastante uniforme, siempre existe el riesgo de que el público se aburra y se disperse. Con Sheprays, esto no ocurrió en ningún momento.
Y para eso no debieron recurrir a exhibiciones de curvas ni otras artimañas por el estilo, sino que lo lograron simplemente a frescura, simpatía y despliegue.
Volviendo a lo musical, voy a recorrer los aspectos más técnicos de la actuación de Sheprays. Estilísticamente, lo de las chicas es impecable desde todo punto de vista. Realmente da la impresión de estar en presencia de un grupo de mujeres de color, ya que no se limitan a seguir una partitura como hacemos la mayor parte de los coros cuando hacemos un negro spirituals, sino que hay mucho de improvisación y contrapunto, tal como ocurre con los grupos de EEUU. La afinación fue casi perfecta, y de más está decir que todos los temas fueron interpretados con una sensibilidad y una pasión digna de mencionar. Y agregaré un detallecito quizás algo menor, pero que no quiero dejar de lado: las chicas demostraron además que no se achican ante el micrófono, un elemento que a la mayoría de los cantantes les provoca un estupor paralizante (se los digo por experiencia).
Sobre el final de la primera parte se despacharon con una versión de "Yesterday" y el archiconocido himno "When the saints go marching in", para luego anunciar que volverían luego de unos minutos acompañadas de una banda instrumental integrada exclusivamente por varoncitos.
Durante el intervalo me puse a conversar con Flavia Vitale, ¿ex? integrante del grupo, y cuando hablábamos acerca de la banda de acompañamiento, le expresé que por mi parte prefería la música estrictamente vocal. Ja, iluso de mí. Ni idea tenía de lo que se venía luego del intervalo.
Lo que se vino fue lo más parecido que escuché a, por dar un ejemplo, The Supremes o algún grupo de esa extracción acá en la Argentina. Las canciones que abordaron siguieron siendo clásicos del negro spirituals, pero encaradas con el más puro estilo jazz/soul, y con una energía que realmente contagiaba. Pasaron "Amazing Grace", "Down by the riverside" y "Joshua", en unas versiones con un swing desbordante y maravillosamente arreglados, para terminar con el reprise de "Ride the chariot" con el acompañamiento instrumental (dicho sea de paso, la banda -piano, bajo y batería- también demostró tener muy claro qué era lo que estaban tocando), y "When the saints..." como bis. Una verdadera celebración, les aseguro.
Uff, qué manera de escribir. Me entusiasmé. Vamos a redondear la nota diciendo que Sheprays tiene todo, pero todo, eh, para trascender en el campo de la música. Y la verdad es que me alegraría mucho que así sea, ya que además me demostaron que son chicas súper amables cuando atendieron con mucho entusiasmo a mi pedido de sacarme una foto con ellas, foto que espero que en breve esté aquí nomás al ladito de este párrafo, ni bien me la manden ya que la sacaron con la cámara de ellas.
Así que, si atienden mi recomendación, ya tienen programa para el jueves 4 de mayo.
Y casi, casi me animo a asegurar que yo también,
Johann
Sheprays, como ya les he mencionado varias veces, es un grupo vocal femenino dedicado principalmente al negro spirituals y el gospel, pero anoche demostraron que se mueven con total comodidad en todo el espectro de la música negra estadounidense, sobre lo cual me explayaré más adelante.
Pero por lo pronto, y haciendo honor a su slogan, empezaron con una selección de varios clásicos de los géneros antedichos: "The Gospel train", "Elijah Rock", "Ride the chariot", "If we ever" y "The animals", por mencionar sólo algunos.
Y acá vale la pena desviarse un poco del tema repertorio, para dedicar unas líneas al primer aspecto impactante de Sheprays: su absoluto dominio escénico. Las chicas (Ayelén De Raco, Leticia De Luca, Agustina Cardozo y el debut de Mariana Jenichen, mencionadas según lo que me imagino debe ser el orden de aparición en sus partituras, o sea, de la voz más aguda a la más grave) tienen muy en claro lo que hay que hacer arriba de un escenario para capturar la atención del espectador. En este sentido, hay que tener en cuenta que, tratándose de un repertorio bastante uniforme, siempre existe el riesgo de que el público se aburra y se disperse. Con Sheprays, esto no ocurrió en ningún momento.
Y para eso no debieron recurrir a exhibiciones de curvas ni otras artimañas por el estilo, sino que lo lograron simplemente a frescura, simpatía y despliegue.
Volviendo a lo musical, voy a recorrer los aspectos más técnicos de la actuación de Sheprays. Estilísticamente, lo de las chicas es impecable desde todo punto de vista. Realmente da la impresión de estar en presencia de un grupo de mujeres de color, ya que no se limitan a seguir una partitura como hacemos la mayor parte de los coros cuando hacemos un negro spirituals, sino que hay mucho de improvisación y contrapunto, tal como ocurre con los grupos de EEUU. La afinación fue casi perfecta, y de más está decir que todos los temas fueron interpretados con una sensibilidad y una pasión digna de mencionar. Y agregaré un detallecito quizás algo menor, pero que no quiero dejar de lado: las chicas demostraron además que no se achican ante el micrófono, un elemento que a la mayoría de los cantantes les provoca un estupor paralizante (se los digo por experiencia).
Sobre el final de la primera parte se despacharon con una versión de "Yesterday" y el archiconocido himno "When the saints go marching in", para luego anunciar que volverían luego de unos minutos acompañadas de una banda instrumental integrada exclusivamente por varoncitos.
Durante el intervalo me puse a conversar con Flavia Vitale, ¿ex? integrante del grupo, y cuando hablábamos acerca de la banda de acompañamiento, le expresé que por mi parte prefería la música estrictamente vocal. Ja, iluso de mí. Ni idea tenía de lo que se venía luego del intervalo.
Lo que se vino fue lo más parecido que escuché a, por dar un ejemplo, The Supremes o algún grupo de esa extracción acá en la Argentina. Las canciones que abordaron siguieron siendo clásicos del negro spirituals, pero encaradas con el más puro estilo jazz/soul, y con una energía que realmente contagiaba. Pasaron "Amazing Grace", "Down by the riverside" y "Joshua", en unas versiones con un swing desbordante y maravillosamente arreglados, para terminar con el reprise de "Ride the chariot" con el acompañamiento instrumental (dicho sea de paso, la banda -piano, bajo y batería- también demostró tener muy claro qué era lo que estaban tocando), y "When the saints..." como bis. Una verdadera celebración, les aseguro.
Uff, qué manera de escribir. Me entusiasmé. Vamos a redondear la nota diciendo que Sheprays tiene todo, pero todo, eh, para trascender en el campo de la música. Y la verdad es que me alegraría mucho que así sea, ya que además me demostaron que son chicas súper amables cuando atendieron con mucho entusiasmo a mi pedido de sacarme una foto con ellas, foto que espero que en breve esté aquí nomás al ladito de este párrafo, ni bien me la manden ya que la sacaron con la cámara de ellas.
Así que, si atienden mi recomendación, ya tienen programa para el jueves 4 de mayo.
Y casi, casi me animo a asegurar que yo también,
Johann
2 Comentarios:
perdón que insista con el tema, pero en cuanto haya UN inspector del sadem que visite The Cavern (no sé cuánto tiempo les llevará descubrir la existencia de ese maravilloso espacio), adios escenario para los músicos (incluídos coreutas, obviamente) no matriculados ($96 por año, je)...
Lo que digo puede sonar absurdo, pero es absolutamente cierto.
Así es, amigo Sinver, y también estuvimos hablando de eso con Flavia durante el intervalo. Les deseé mucha suerte, especialmente con ese tema, ya que las chicas me contaban que se sienten muy cómodas en el Cavern. Y se nota.
Un abrazo,
Johann
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