Semillero de cronistas
Acabo de recibir en mi casilla de correo algo que me puso muy contento: una nueva crónica de un concierto coral.
Como ustedes recordarán, hace una semana había publicado la gacetilla que me había enviado Susy Lencio sobre el concierto que se realizó el domingo en la iglesia Don Bosco, en San Isidro. Y hoy acabo de recibir la crónica que la propia Susy, asistente a dicho concierto, escribió sobre el mismo.
¿Por qué me pone contento esto? Tal vez sea una pavada, pero siento que el hecho de que en algún momento haya tomado la decisión de comenzar un blog sobre música coral, y más tarde la de ir a ver conciertos y comentarlos en él, está despertando un cierto interés en asistir a conciertos corales. Y mejor aún, de presenciarlos con un cierto "espíritu crítico", dicho esto en el buen sentido, lo que implica estar atento a algunos detalles técnicos que la mayoría de quienes van a ver un concierto coral dejan de lado. Y esto conlleva, tarde o temprano, a aplicar ese mismo punto de vista en nuestros propios coros, con lo cual uno se evita comprar los espejitos de colores que algunos pretenden vender.
Bueno, sí, tienen razón, la verdad es que no inventé nada. Pero esa sensación no me la saca nadie.
Le pido perdón a Susy por tanto prefacio, y paso directamente a transcribir su comentario:
"Hola Johann, le cuento cómo me fue en el primer concierto del ciclo de los Conciertos Don Bosco. Fue el domingo 2 de abril a las 16. No sé si la conoce, la Parroquia San Juan Bosco es una iglesia de construcción moderna dominada por el ladrillo y la madera, con grandes ventanales que permiten desde el patio observar el interior, donde una gran cruz de madera cuelga del techo.
El cielo se había despejado por completo el domingo a eso de las tres y media de la tarde, cuando llegué. Algunos asistentes al concierto esperaban al aire libre. Otros, como yo, entraban para retirar su programa y ubicarse.
Junto con el programa del Ciclo de Conciertos de Don Bosco, venía el de Academia Bach. Por este pude enterarme de que el concierto que iba a presenciar había sido ofrecido el día anterior en el marco de Festivales Musicales de Buenos Aires, en la Iglesia Metodista Central. Actuarían los mismos intérpretes con los comentarios de Mario Videla. Con la diferencia de que la entrada era libre y gratuita.
El concierto empezó con la Cantata 196 "Der Herr denket an uns" (El Señor se acuerda de nosotros), compuesta por Bach para la boda de un pastor, justamente el pastor que había oficiado en su propia boda un año antes. Sus primeros acordes me hicieron pensar en el paso sereno y amable de los novios hacia el altar y su número final, la alegre salida de los mismos.
La otra obra "Vesperae solennes de Confessore" (Vísperas solemnes de un confesor), de Mozart, está compuesta por seis partes, las cinco primeras con textos de salmos y la sexta, un Magníficat.
El quinto número es el famoso Laudate Dominum, cuya parte solista cantada por Silvina Sadoly, disfruté con gran emoción.
Dos obras muy hermosas, con una interpretación maravillosa por parte de los cantantes e instrumentistas de la Selva Vocal e Instrumental, dirigidos por Andrés Gerszenzon. Con todo respeto, creo que los comentarios, si bien son muy interesantes, exceden el tiempo de tolerencia de un oyente que va a escuchar música. Algo que me encanta de los conciertos comentados es, sin embargo, que siempre se reparte una partecita de música para que el público cante con la guía del maestro Videla.
Estas son mis impresiones. Le mando un abrazo y espero verlo alguna vez en algún concierto.
Susana"
Susy, de más está decir que la esperanza es mutua, y te mando mis felicitaciones por tu maravillosa crónica.
Saludos para todos,
Johann
Como ustedes recordarán, hace una semana había publicado la gacetilla que me había enviado Susy Lencio sobre el concierto que se realizó el domingo en la iglesia Don Bosco, en San Isidro. Y hoy acabo de recibir la crónica que la propia Susy, asistente a dicho concierto, escribió sobre el mismo.
¿Por qué me pone contento esto? Tal vez sea una pavada, pero siento que el hecho de que en algún momento haya tomado la decisión de comenzar un blog sobre música coral, y más tarde la de ir a ver conciertos y comentarlos en él, está despertando un cierto interés en asistir a conciertos corales. Y mejor aún, de presenciarlos con un cierto "espíritu crítico", dicho esto en el buen sentido, lo que implica estar atento a algunos detalles técnicos que la mayoría de quienes van a ver un concierto coral dejan de lado. Y esto conlleva, tarde o temprano, a aplicar ese mismo punto de vista en nuestros propios coros, con lo cual uno se evita comprar los espejitos de colores que algunos pretenden vender.
Bueno, sí, tienen razón, la verdad es que no inventé nada. Pero esa sensación no me la saca nadie.
Le pido perdón a Susy por tanto prefacio, y paso directamente a transcribir su comentario:
"Hola Johann, le cuento cómo me fue en el primer concierto del ciclo de los Conciertos Don Bosco. Fue el domingo 2 de abril a las 16. No sé si la conoce, la Parroquia San Juan Bosco es una iglesia de construcción moderna dominada por el ladrillo y la madera, con grandes ventanales que permiten desde el patio observar el interior, donde una gran cruz de madera cuelga del techo.
El cielo se había despejado por completo el domingo a eso de las tres y media de la tarde, cuando llegué. Algunos asistentes al concierto esperaban al aire libre. Otros, como yo, entraban para retirar su programa y ubicarse.
Junto con el programa del Ciclo de Conciertos de Don Bosco, venía el de Academia Bach. Por este pude enterarme de que el concierto que iba a presenciar había sido ofrecido el día anterior en el marco de Festivales Musicales de Buenos Aires, en la Iglesia Metodista Central. Actuarían los mismos intérpretes con los comentarios de Mario Videla. Con la diferencia de que la entrada era libre y gratuita.
El concierto empezó con la Cantata 196 "Der Herr denket an uns" (El Señor se acuerda de nosotros), compuesta por Bach para la boda de un pastor, justamente el pastor que había oficiado en su propia boda un año antes. Sus primeros acordes me hicieron pensar en el paso sereno y amable de los novios hacia el altar y su número final, la alegre salida de los mismos.
La otra obra "Vesperae solennes de Confessore" (Vísperas solemnes de un confesor), de Mozart, está compuesta por seis partes, las cinco primeras con textos de salmos y la sexta, un Magníficat.
El quinto número es el famoso Laudate Dominum, cuya parte solista cantada por Silvina Sadoly, disfruté con gran emoción.
Dos obras muy hermosas, con una interpretación maravillosa por parte de los cantantes e instrumentistas de la Selva Vocal e Instrumental, dirigidos por Andrés Gerszenzon. Con todo respeto, creo que los comentarios, si bien son muy interesantes, exceden el tiempo de tolerencia de un oyente que va a escuchar música. Algo que me encanta de los conciertos comentados es, sin embargo, que siempre se reparte una partecita de música para que el público cante con la guía del maestro Videla.
Estas son mis impresiones. Le mando un abrazo y espero verlo alguna vez en algún concierto.
Susana"
Susy, de más está decir que la esperanza es mutua, y te mando mis felicitaciones por tu maravillosa crónica.
Saludos para todos,
Johann
3 Comentarios:
Pero esto más que una crítica es una pieza literaria...
He cantado en esa parroquia dos veces, es una sensación muy linda tener por detrás cuando uno canta todo un hermoso jardín...
Bueno hago votos por que estos comentarios continúen y sí realmente da ganas de ir a más conciertos.
Besos a todos.
Gracias, Johann. Todo muy lindo pero...¿Qué hay del tema que se las trae que prometió? Mi pregunta no es inocente ya que creo saber de qué se trata, por los temas que se están tratando en las listas corales. Pero lo prometido es deuda, ¿no?
Ya va, ya va... les juro que en esta semana anduve realmente a las corridas. Hasta fui a ver un concierto, lo cual implica que tendré que publicar la crónica.
Pasa que es una nota medio larga, y la estoy haciendo por etapas.
Así que vayan preparándose...
Johann
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