El weblog de Johann Tenorio, Buenos Aires, Argentina
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sábado, febrero 18, 2006

Rompamos las cadenas (¡por favor!)

Voy a decirlo de una buena vez y para siempre.
ME TIENEN ABSOLUTAMENTE HARTO LAS CADENAS DE MAILS.
Ya está, ya lo dije.

La que está de moda por estos días (en varios formatos) es la que protesta contra la instalación de las papeleras en Uruguay. Tema que de por sí me tiene sobre ascuas, y no hace falta que les aclare que mi postura es absolutamente contraria a dichas fábricas de venenos cancerígenos. Es más, casi casi me animo a decir que estoy a favor de los entrerrianos que están cortando los pasos internacionales entre nuestro país y el Uruguay. Pero con tanta cadena de mail, si siguen jodiendo, me van a terminar haciendo cambiar de opinión.

Hoy mismo acabo de recibir una de ellas (creo que con ésta ya voy por la 5ª), que tiene al menos algo positivo: incluye unos cuantos links que voy a copiar más abajo a diversas páginas, oficiales y no oficiales, que supuestamente contienen información sobre el tema (aún no he podido confirmarlo porque no las chequeé). Pero el papanatas que inició la cadena ni siquiera se tomó la molestia que esos links funcionaran realmente como links: los metió en una presentación de Power Point, de manera tal que no es posible hacer click en esos enlaces para ir a las páginas referidas. O sea, que uno se tiene que tomar el laburo de tomar nota con lápiz y papel de dichos links y después tipearlos en el Explorer, o bien hacer como hice yo, descargar el archivo al disco rígido, abrir el Power Point y desde el programa buscar el archivo y abrirlo. Un disparate. ¿Así pretenden conseguir apoyo popular?

Pero el problema es otro. Las cadenas de mails, como sistema de difusión de ideas, pedidos de ayuda de cualquier tipo, avisos de virus o formas de delito, etc., son un grano en los esfínteres para cualquiera que utilice una computadora. No sólo porque en general me parecen insoportablemente estúpidas (sobre todo aquellas con consejos acerca de cómo vivir la vida, en forma de presentaciones de Power Point con imágenes y melodías patéticamente cursis), sino porque son el arma preferida por quienes se especializan en enviarnos correo basura: los llamados "spammers". Dichos individuos son quienes fomentan estas cadenas, con el objetivo de recolectar direcciones de correo electrónico para después atiborranos con publicidades de software trucho o tratamientos de elongación peneana (les aseguro que no necesito ninguno de estos ítems, soy muy feliz con lo que tengo o lo que puedo conseguir con el eMule).

Fíjense si no: en mi direción particular, conocida sólo por mis allegados, me la paso borrando correo basura, mientras que en la dirección que aparece en el encabezado mismo de esta página de Internet, a la que cualquiera tiene acceso, rara vez encuentro alguno de estos mensajes bastardos. ¿Cuál es la diferencia entre una y otra casilla? Simple: si bien jamás he reenviado cadena alguna desde ninguna de ellas, he recibido varias en mi casilla personal, pero ninguna en la dirección a la que pueden acceder desde esta página. Y si bien yo no reenvío cadenas, seguramente habrá alguien entre la lista de gente que las recibe al mismo tiempo que yo que sí lo hace... y mi dirección queda en el cuerpo del mail, junto a la de otros cientos de infortunados que serán carne de cañón para los spammers.

Les recomiendo leer a este respecto la página "Rompecadenas", de donde he tomado prestado el título de este post, y donde el Lic. Eugenio Siccardi (una autoridad en informática, les garantizo) los va a sorprender con muchos de estos cuentos chinos que pretenden hacernos creer quienes lucran con la compra y venta de direcciones de e-mail.

Ah, sí, me olvidaba. Les adjunto también los prometidos enlaces sobre el tema de las papeleras, así no tienen que hacer el mismo laburo que yo:
Asamblea Ambiental Permanente de Gualeguaychú
Foro Ecologista de Paraná
Dirección nacional del Medio Ambiente de la R.O.U.
Grupo Ambientalista sobre Montes y Forestación
Secretaría de Ambiente y Desarrollo Sustentable

Los dejo con lo que estaban haciendo,

Johann