El weblog de Johann Tenorio, Buenos Aires, Argentina
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jueves, junio 29, 2006

Ladrar y no morder

Hay veces que me digo a mí mismo "qué suerte que tengo una página en Internet donde me puedo expresar a voluntad y sin pedirle permiso a nadie". Claro, después suele aparecer algún alma piadosa que, a manera correctiva, me pega un par de cachetazos para volverme a la cruda realidad: "¿libertad de expresión? seguí soñando, nene".
Pero como creo estar desarrollando una especie de inmunidad a tales cachetazos, seguiré opinando desde este olvidado rincón de la red de redes, cuando y como me plazca. Y hoy justamente me agarraron unas ganas de opinar que, como diría un amigo mío del interior, me opino encima, mire vea.

Pasó lo siguiente. Seguramente más de uno de ustedes habrá escuchado hablar de un tal Julio Cantarini, webmaster de la página "Recurso Coral". En dicha página, entre otros servicios (por así decirlo), se piden y se ofrecen arreglos corales de manera gratuita, se publican pedidos de voces, se difunden gacetillas de conciertos, etc. Casi como "Coro Lario", con la diferencia de que ahí todos los días aparece algo nuevo, no como acá que el autor escribe algo cada muerte de obispo.
Claro, habrá quien se está preguntando en este momento "¿pero el material que se publica ahí no está protegido por derechos de autor?". Y sí, está protegido. Con lo cual las cosas se complican y bastante.

Bueno, la cuestión es que en estos días se volvió a armar revuelo porque Cantarini puso en la página una nota escrita por un reconocido (incluso por mí) director y docente de nuestro país, quien puso, no sin cierta razón, el grito en el cielo por la publicación de dicha nota sin su consentimiento. Hasta acá todo bien, el director sin duda alguna está en su derecho de protestar.
Pero, por supuesto, en nuestro ambiente coral nunca faltan los que se cuelgan de cada polémica de éstas para rasgarse las vestiduras y empezar a emitir juicios de valor: que lo que hace Cantarini es deshonesto, que está cometiendo un fraude, que está violando leyes en vigencia, que cómo puede ser que pasen cosas así en este país y el gobierno no hace nada, que... bueno, lo de siempre.

Lo divertido es que lo que hace Cantarini es de acceso público, está a la vista de cualquiera, todo el mundo sabe que la página la maneja él, todo el mundo eleva sus clamores a Júpiter Tonante pidiendo justicia... pero a nadie se le ocurre ir a la comisaría más cercana a presentar una denuncia formal ante lo que parece ser, según el rugir de las masas enardecidas, un flagrante delito.

¿Qué pasa? ¿Es que nadie tiene la conciencia lo suficientemente limpia?

Yo no pienso juzgar a Cantarini. Tampoco pienso defenderlo. Sospecho que es una persona adulta y como tal sabrá lo que hace y a lo que se expone. A mí, en lo personal, no me afecta en lo más mínimo ya que no he publicado arreglo coral alguno, y seguramente el día que lo haga optaré por algún sistema del tipo Creative Commons (comunas creativas), que es algo así como un registro de propiedad intelectual donde pueden publicar sus obras quienes no tienen interés en percibir retribuciones dinerarias por ello, como es mi caso.

Lo que sí quisiera decir es que, si el tipo está infringiendo la ley, pues bien, para eso están los tribunales, hombre. Hay mecanismos legales que permiten defenderse de quienes invaden nuestro derecho a la propiedad, sea ésta material o intelectual. Es más, el mismísimo presidente de ADICORA, hasta donde tengo entendido, es abogado.
Entonces, en lugar de ladrar como lo hace el perro cuando, enfrentado a un gato que le enseña sus pequeñas pero filosas zarpas, quiere atacar pero no se atreve, sugiero una medida más concreta. Un buen mordiscón, para seguir con la metáfora.

A no ser, claro, que quienes tanto denuncian sin denunciar absolutamente nada, tengan también algún esqueleto escondido en el placard, como dije anteriormente. Por mi parte no quisiera que esto suene ¡válgame Dios! como una insinuación, pero ya que mencionamos la legislación vigente, en los años que llevo cantando en coros jamás recibí una factura en regla de parte de un director ni de un preparador vocal ni de un profesor de canto, como contraprestación al pago que efectué en su momento por tales servicios. Y, admitámoslo, tampoco se las pedí.

Tal vez sea cuestión de empezar a hacerlo. Si vamos a respetar la ley, hagámoslo en serio. Y si no, sigamos como hasta ahora, y dejémonos de hablar pavadas.
He dicho,

Johann

5 Comentarios:

Anonymous Anónimo dijo...

Querido Johann, se me ocurre que usted mezcla un poco los tantos.
Me parece que todo texto publicado en internet está bastante desprotegido, ya que no hay legislación vigente al respecto ni tampoco forma de controlar la reproducción, modificación, tergiversación, etc. de lo allí publicado. Sólo contamos con la buena fe. Y eso sí, creo yo, es algo que podemos pedir a los integrantes de nuestra comunidad coral. Me parece también que el sr. Cantarini (que, como usted dice, es adulto) sabe perfectamente que no es correcto lo que está haciendo, y que, como ha sucedido otras veces, las polémicas que provoca le dan bastante popularidad como para aumentar las visitas a su sitio.
Con respecto a su faceta Montoya, no voy a emitir opinión, ya que el tema laboral de los directores es bastante complicado y sobre eso sí sé que se ha ocupado la gente de Adicora, por lo menos planteando seriamente ese tema.
Saludos.
PD No se ofenda por lo de Montoya, fue un chiste.

29/6/06 11:34  
Anonymous Anónimo dijo...

Estimado Johann:

Que tema este de “Recurso Coral” y su web master Julio Cantarini!
Si lo que se comenta es cierto (la publicación de trabajos sin pagar derechos de autor o siquiera tener el consentimiento del autor para hacerlo) lo que hace el Sr. Cantarini es ilegal y pasible de reclamo judicial. La cuestión parece ser, según entendí, que ni el Sr. Cantarini modifica su accionar ni los damnificados presentan sus casos ante la justicia de modo que la problemática cada tanto se repite y finalmente nunca aparece una solución definitiva. Sería formidable que quienes se han visto perjudicados por el accionar del Sr. Cantarini presentaran la denuncia correspondiente ante la justicia, y coincido en que entidades como ADICORA (de la que probablemente muchos de los afectados deben ser miembros) deberían tomar cartas en el asunto.
Sobre el otro punto, es cierto; la actividad coral esta plagada de irregularidades: se utilizan partituras fotocopiadas, no se facturan los pagos (a directores, preparadores, músicos, coreutas, etc.) y cobranzas (por conciertos, ventas de entradas, etc.). Es un tema que da para largo… A veces se incurre en irregularidades por desconocimiento, otras por imposibilidad económica, por facilismo, por conveniencia, por practicidad o por usos y costumbres tan profundamente arraigados que resulta difícil erradicarlos. También es cierto que muchas leyes sobre temas relacionados con la música y los músicos tienen más que ver con las corporaciones, como las discográficas, que con las actividades, problemáticas y realidades propias de los coros, lo cuál dificulta adecuarse a la legislación vigente.
En mi experiencia personal, he pasado por muchos de los casos mencionados, y en la medida que fui tomando conocimiento de las cuestiones legales (dudo estar al tanto de todas pero sí de algunas) siempre mi actitud ha tendido a poder manejarme dentro de la legalidad, pero sinceramente debo decir que no es sencillo. Además he sentido la renuencia de coreutas y directores a intentar ceñirse al marco legal vigente (por ejemplo cuando en varias ocasiones propuse formar Asociaciones Civiles sin fines de lucro), argumentando distintas cuestiones (básicamente las descriptas anteriormente).
Creo que si todos procuramos informarnos más y nos lo proponemos, podemos ir mejorando las cosas para adaptarnos al marco legal y/o modificarlo cuando sea necesario. Sería genial si pudiéramos nuclearnos, organizarnos y hacer escuchar nuestra voz.
Cariños, La Sopranito.

29/6/06 13:07  
Anonymous Anónimo dijo...

Gracias por los comentarios, Susy y Silvina, creo que ambos son muy valiosos y aportan cosas interesantes al debate.
Por mi parte tiro algo que me había quedado en el tintero: que haya una página en Internet que ofezca contenidos protegidos por derechos de autor (derechos que en realidad deberían llamarse "derechos de editor", ya que es a quien más favorecen), no obliga a nadie a descargarlos y usarlos.
Y otra cosita: me parece que vociferar a los cuatro vientos acerca de la "ilegalidad" de Recurso Coral, mientras uno evade alegremente (y me hago cargo de mi parte, habiendo cantado en más de un casamiento sin facturar por el pago recibido) el pago de impuestos, es por demás hipócrita. Y los "usos y costumbres" no creo que sirvan como justificación para ninguno de los dos bandos.

Saludos,
Johann

30/6/06 23:28  
Blogger Daniel Caserta dijo...

Siempre que vuelve la polémica en torno a los derechos de los arregladores (esta vez es acerca del sitio del inefable Julio Cantarini, pero el ambiente es muy proclive a condenar al averno más profundo a quienes fotocopian material), me hago las mismas preguntas:
Existe la ley que proteja los "derechos de autor" de los arregladores?
Existe algún organismo u oficina, en la que alguien pueda ir a registrar la autoría de un arreglo coral?

Ojo, no me estoy pronunciando respecto de si es lógico, justo o práctico que esa ley exista... solo pregunto si existe porque lo desconozco.
Sí sé que hay una ley que proteje el copyright de las editoriales... pero con ese solo enfoque toda esta polémica no sería aplicable al 80% del material que usa el 90% de los coros de nuestro medio, no?

Y ya que hoy me levanté preguntón, también me pregunto si existe alguna instancia más o menos institucional para que los arregladores soliciten autorización a los autores para arreglar sus obras...

Más allá de mis preguntas... mi intuición es que respecto de este tema hay un gran componente de vicios privados y virtudes públicas... aunque el enfoque de Mr. Cantarini y sus argumentaciones, sean a mi entender, francamente indefendible, ejjeje.

Saludos

1/7/06 10:03  
Anonymous Anónimo dijo...

¡Maestro Sinver! ¡Qué alegría tenerlo de vuelta por acá!
Con respecto a sus preguntas, no sé si soy la persona más idónea para responder, pero tengo entendido que sí, que hay una ley que protege los "derechos de arreglador". Y que dicha ley estipula, por supuesto, el previo pago de un canon a SADAIC por los "derechos de autor" de la obra.

Lo divertido es que todo esto lo terminan pagando... los coreutas, quienes por lo general son los únicos que no tienen derecho alguno.

En fin, parece que el bolsillo de los que cantan en coros es una torta cuyo reparto provoca la mayoría de las polémicas nuestras de cada día. Si los coreutas no tuvieran plata, el ámbito coral sería un paraíso.

¿O no?
Johann

1/7/06 12:13  

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