¿Quién dijo que las despedidas tienen que ser tristes?
Qué año, por Dios, qué año...
La verdad es que el 2005, en lo personal, en lo musical y en lo laboral, ha sido para mí una verdadera montaña rusa. Por momentos me sentí capaz de mirar el lado de arriba de las nubes, para luego sentir que me desplomaba a tierra a velocidades supersónicas. Así que se merece un post como el que verán a continuación, y que les pido que por favor lean hasta el final y sin saltearse líneas, como sé que hacen algunos, porque cada una de ellas es importante y fue escrita con el corazón. Y les prometo que tiene un final feliz.
Fue un año complicado, realmente.
Fue el año en que ví cómo se alejaba un proyecto de vida, escondido entre las valijas de la persona que amaba. Todos me decían que seguramente iba a ser para mejor, que sin duda iba a aparecer alguien mejor, pero más allá de que nadie vino a cubrir ese vacío, ¿cómo hacer para que el momento no resulte una pesadilla?
Fue el año en que tuve que dejar mi hogar por la codicia de su propietaria legal, una más de esas tantas miserables que pueblan este mundo y que no son capaces de comprender que un hogar no se hace nada más que de ladrillos, y que sólo se lo puede sostener en base a la fuerza del amor, del trabajo y de la responsabilidad, valores que no se pueden comprar con dinero.
Fue el año en que "Coro Lario" creció de una manera increíble, desde ser un simple divertimento a transformarse en un espacio donde la gente se comunica y se informa acerca de las cosas que suceden en nuestro mundo coral. No puedo olvidarme de uno de los primeros posts, en el cual lancé una compulsa para pedir la opinión de los lectores sobre un tema puntual, y no recibí ni una sola respuesta, cosa que era absolutamente previsible, ya que nadie sabía de la existencia del blog. Y tampoco puedo olvidarme de las polémicas que se armaron, poco más de un año después de eso, alrededor de mi persona, y en las cuales participaron muchos de los personajes más reconocidos del ámbito coral. De más está decir que ese enorme salto no es fácil de manejar, y tengo que reconocer que "se me subió a la cabeza". Me metí en disputas inútiles, me enojé por pavadas y por momentos me sentí como si fuera alguien importante para la música coral en este país. Por suerte, creo que ya aprendí la lección bastante bien, y espero no repetir esos errores.
Fue, además, un año con muchos problemas menores, desde la ruptura de mi PC hasta peleas en uno de los coros que integro, cosas no demasiado trascendentes pero que sumaron en contra, provocando pequeños drenajes de energía que después repercuten cuando hace falta esa energía para afrontar los problemas importantes.
Pero también hubo cositas positivas, que pasaron tal vez algo inadvertidas entre el torbellino de pequeñas calamidades del 2005.
Por ejemplo, me integré a un nuevo coro, que me hizo recuperar gran parte de la alegría perdida en muchos años de conventillos corales donde se hacía música de mayor o menor calidad, pero donde nunca pude echar raíces en lo humano, cosa que parece poder suceder en el caso de este grupo.
También me pasó que tuve la oportunidad de viajar mucho. Creo que este año debo haber recorrido más de 4.000 km por las rutas argentinas, y eso sin contar otros 3.600 por aire, algo que también tengo que contar entre las experiencias nuevas de este año (¿pueden creer que hasta ahora nunca había hecho un viaje en avión?). Y todos esos viajes fueron experiencias enriquecedoras, sin duda alguna.
Y obviamente que no puedo dejar de lado el haberlos conocido a muchos de ustedes, los lectores de "Coro Lario". Con algunos la cosa no pasó de un simple intercambio de e-mails o de comments en el blog mismo, con otros llegué a estrecharme en abrazos inolvidables, con algunos me he peleado y reconciliado, hubo con quienes he compartido horas y horas de chat, y hasta con quien he compartido alguna lágrima.
Pero todos fueron importantes, desde quien deja 5 comments diarios hasta quien entra una vez por semana, silenciosamente, para ver quién canta el fin de semana. Todos fueron importantes, porque fueron ustedes quienes le dieron VIDA a este remoto rincón de la World Wide Web. Yo pude haber sido el elemento aglutinante, el detonador de los sucesos, pero si no hubieran estado ustedes para soportarme (en el sentido de ser mi soporte), hace ya largo rato que "Coro Lario" habría desaparecido, en lugar de crecer tanto como ha crecido.
Así que mi último post del año es, sin duda, más para ustedes que el resto de los posts. Es para decirles que siento que el 2006 va a ser para mí un gran año, y que va a ser aún mejor para "Coro Lario", que va a ser un blog más maduro y conciente del pequeñísimo lugar que ocupa para la música coral, pero que va a seguir aportando su granito de arena para que siga creciendo. Y es para desearles que sea muchísimo mejor aún para ustedes. Y para agradecerles tanto apoyo, y prometerles que habrá muchas novedades en estas bonitas páginas virtuales.
Así que... ¡a festejar, que se viene un año sensacional!
Un abrazo,
Johann
La verdad es que el 2005, en lo personal, en lo musical y en lo laboral, ha sido para mí una verdadera montaña rusa. Por momentos me sentí capaz de mirar el lado de arriba de las nubes, para luego sentir que me desplomaba a tierra a velocidades supersónicas. Así que se merece un post como el que verán a continuación, y que les pido que por favor lean hasta el final y sin saltearse líneas, como sé que hacen algunos, porque cada una de ellas es importante y fue escrita con el corazón. Y les prometo que tiene un final feliz.
Fue un año complicado, realmente.
Fue el año en que ví cómo se alejaba un proyecto de vida, escondido entre las valijas de la persona que amaba. Todos me decían que seguramente iba a ser para mejor, que sin duda iba a aparecer alguien mejor, pero más allá de que nadie vino a cubrir ese vacío, ¿cómo hacer para que el momento no resulte una pesadilla?
Fue el año en que tuve que dejar mi hogar por la codicia de su propietaria legal, una más de esas tantas miserables que pueblan este mundo y que no son capaces de comprender que un hogar no se hace nada más que de ladrillos, y que sólo se lo puede sostener en base a la fuerza del amor, del trabajo y de la responsabilidad, valores que no se pueden comprar con dinero.
Fue el año en que "Coro Lario" creció de una manera increíble, desde ser un simple divertimento a transformarse en un espacio donde la gente se comunica y se informa acerca de las cosas que suceden en nuestro mundo coral. No puedo olvidarme de uno de los primeros posts, en el cual lancé una compulsa para pedir la opinión de los lectores sobre un tema puntual, y no recibí ni una sola respuesta, cosa que era absolutamente previsible, ya que nadie sabía de la existencia del blog. Y tampoco puedo olvidarme de las polémicas que se armaron, poco más de un año después de eso, alrededor de mi persona, y en las cuales participaron muchos de los personajes más reconocidos del ámbito coral. De más está decir que ese enorme salto no es fácil de manejar, y tengo que reconocer que "se me subió a la cabeza". Me metí en disputas inútiles, me enojé por pavadas y por momentos me sentí como si fuera alguien importante para la música coral en este país. Por suerte, creo que ya aprendí la lección bastante bien, y espero no repetir esos errores.
Fue, además, un año con muchos problemas menores, desde la ruptura de mi PC hasta peleas en uno de los coros que integro, cosas no demasiado trascendentes pero que sumaron en contra, provocando pequeños drenajes de energía que después repercuten cuando hace falta esa energía para afrontar los problemas importantes.
Pero también hubo cositas positivas, que pasaron tal vez algo inadvertidas entre el torbellino de pequeñas calamidades del 2005.
Por ejemplo, me integré a un nuevo coro, que me hizo recuperar gran parte de la alegría perdida en muchos años de conventillos corales donde se hacía música de mayor o menor calidad, pero donde nunca pude echar raíces en lo humano, cosa que parece poder suceder en el caso de este grupo.
También me pasó que tuve la oportunidad de viajar mucho. Creo que este año debo haber recorrido más de 4.000 km por las rutas argentinas, y eso sin contar otros 3.600 por aire, algo que también tengo que contar entre las experiencias nuevas de este año (¿pueden creer que hasta ahora nunca había hecho un viaje en avión?). Y todos esos viajes fueron experiencias enriquecedoras, sin duda alguna.
Y obviamente que no puedo dejar de lado el haberlos conocido a muchos de ustedes, los lectores de "Coro Lario". Con algunos la cosa no pasó de un simple intercambio de e-mails o de comments en el blog mismo, con otros llegué a estrecharme en abrazos inolvidables, con algunos me he peleado y reconciliado, hubo con quienes he compartido horas y horas de chat, y hasta con quien he compartido alguna lágrima.
Pero todos fueron importantes, desde quien deja 5 comments diarios hasta quien entra una vez por semana, silenciosamente, para ver quién canta el fin de semana. Todos fueron importantes, porque fueron ustedes quienes le dieron VIDA a este remoto rincón de la World Wide Web. Yo pude haber sido el elemento aglutinante, el detonador de los sucesos, pero si no hubieran estado ustedes para soportarme (en el sentido de ser mi soporte), hace ya largo rato que "Coro Lario" habría desaparecido, en lugar de crecer tanto como ha crecido.
Así que mi último post del año es, sin duda, más para ustedes que el resto de los posts. Es para decirles que siento que el 2006 va a ser para mí un gran año, y que va a ser aún mejor para "Coro Lario", que va a ser un blog más maduro y conciente del pequeñísimo lugar que ocupa para la música coral, pero que va a seguir aportando su granito de arena para que siga creciendo. Y es para desearles que sea muchísimo mejor aún para ustedes. Y para agradecerles tanto apoyo, y prometerles que habrá muchas novedades en estas bonitas páginas virtuales.
Así que... ¡a festejar, que se viene un año sensacional!
Un abrazo,
Johann
2 Comentarios:
Y bueno Tenorio..sera cuestion de ir levantando los escombros de lo que quedo como le dije a un amigo,que al igual que ud tuvo un año catastrofico,son cosas que se dicen de afuera pero para el que las vive son dificiles de sobrellevar,pero me animo a decirle que ud tiene una ventaja y es que en el medio del desastre es capaz de ver todo lo bueno que tiene y que quedo alrededor,apueste a eso y va a tener un año mucho mejor que el que paso.Yo te agradezco que estes del otro lado,porque he encontrado gente copada y quien sabe?..quiza algo que no esperaba encontrar cuando una tardecita publique un comment por lo de las amenazas.Te mando el mas grande de los abrazos y que empiezes el año mucho mejor,seguramente sera asi.Lo mejor para vos
Wolfgang
Ay esnifff bobalicón, mirando para adelante que como dice Ismael, "quizás no seamos héroes, pero aún seguimos vivos!"
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