Un comentario machista
Aclaración: este comentario es una reconstrucción del que realmente publiqué el día 3/7. Como no había guardado copia de dicho comentario, he tenido que recurrir a mi memoria para la reconstrucción, por lo cual pido disculpas a aquellos lectores que habían leído aquel post, y ahora lo encuentran algo cambiado.
Sepan disculpar, estimadísimas lectoras, pero ustedes comprenderán, si estuvieron hoy en la Iglesia Don Bosco de San Isidro, que no cabe otro tipo de comentarios: el canto coral es cosa de hombres.
Tal vez suene un poco exagerado que las mande a lavar platos tan suelto de cuerpo, pero después de escuchar al Sexteto Cantábile y al Conjunto Música Prohibita (ambos integrados en su totalidad por cantantes masculinos), realmente es para ponerse a pensar si es necesario tener sopranos, contraltos y mezzos para que un coro suene bien. (*)
La cita era a las 17 horas, y comenzó con puntualidad británica, ya que el CMP tenía que partir raudamente, luego del concierto, hacia otra actuación de similar importancia.
Y el concierto comenzó (más que nada por una cuestión de cantidad de personal) con la actuación del Sexteto Cantábile. El grupo ofreció un concierto acorde a lo que nos tiene acostumbrados, siempre con la sutileza como rasgo característico. Aunque esta vez, lo más destacable de su actuación fue la emotividad, más que nada por el hecho de que cerraron la misma con tres de las "Seis piezas sacras" de Fernando Moruja, recientemente fallecido. Y cuando se sumó al grupo su directora Betty Rodríguez (la única voz femenina que se escuchó en la velada) para interpretar, como bis, la conocida "Bendición" de Peter Lutkin, ésta sonó casi como una despedida para el Fefe, y a más de uno se le escapó una lagrimita, totalmente justificada.
Luego llegó el turno de la actuación del Conjunto Música Prohibita, dirigido por el mtro. Pablo Banchi. Y debo confesar que me dejaron con la boca abierta: por momentos, si uno cerraba los ojos, parecía como si estuviera en una abadía del siglo XXIV, como la de la película "El nombre de la rosa". Según fuentes bien informadas, el mtro. Banchi pasó algunos años de su vida en el Seminario Católico, lo cual se nota claramente en la perfección con la que el conjunto encara las obras sacras del Renacimiento, con el agregado de tener un plantel de cantantes entermante masculino, tal como se estilaba en la época en los ámbitos eclesiásticos.
El repertorio del conjunto fue enteramente sacro-polifónico, abarcando obras de Palestrina y Victoria en su mayor parte, para terminar con dos obras breves de Félix Mendelssohn, compuestas ¡oh, sorpresa! para coro masculino. Pero sin duda, las obras donde el CMP alcanza su máximo rendimiento músical son las del Rnacimiento: tal vez el punto más alto del concierto fue su interpretación del "Super Flumina Babylonis" de Palestrina.
Técnicamente, no tienen un solo punto flaco: afinación exacta, matices de una expresividad absoluta, y un gran equilibrio en las voces, son los tres factores que más me llamaron la atención de la actuación del CMP.
Para sintetizar, ambos grupos podrían presentarse sin inconvenientes en los más selectos lugares de Europa, y traerse como recuerdo una tonelada de aplausos. Ojalá lo puedan hacer, porque son un verdadero orgullo para la música coral argentina.
Fue un encuentro donde predominó la belleza, aunque en este caso no se trató de la belleza visual que siempre nos deslumbra cuando actúan grupos femeninos. Esta vez, la belleza la pusieron los varoncitos.
Hasta la próxima,
Johann
(*) N. del A.: estimadas lectoras, antes de que comiencen a enviar amenazas de castración (de hecho, ya he recibido alguna), quisiera establecer, por si no está del todo claro, que los dos párrafos precedentes deben interpretarse como un comentario jocoso, atribuíble a mi patético sentido del humor. En realidad, disfruto enormemente del talento de muchas cantantes, y como muestra de ello les propongo que visiten la página web del grupo vocal Sheprays. A ver si con esto recompongo un poco mi imagen entre el público femenino.
Sepan disculpar, estimadísimas lectoras, pero ustedes comprenderán, si estuvieron hoy en la Iglesia Don Bosco de San Isidro, que no cabe otro tipo de comentarios: el canto coral es cosa de hombres.
Tal vez suene un poco exagerado que las mande a lavar platos tan suelto de cuerpo, pero después de escuchar al Sexteto Cantábile y al Conjunto Música Prohibita (ambos integrados en su totalidad por cantantes masculinos), realmente es para ponerse a pensar si es necesario tener sopranos, contraltos y mezzos para que un coro suene bien. (*)
La cita era a las 17 horas, y comenzó con puntualidad británica, ya que el CMP tenía que partir raudamente, luego del concierto, hacia otra actuación de similar importancia.
Y el concierto comenzó (más que nada por una cuestión de cantidad de personal) con la actuación del Sexteto Cantábile. El grupo ofreció un concierto acorde a lo que nos tiene acostumbrados, siempre con la sutileza como rasgo característico. Aunque esta vez, lo más destacable de su actuación fue la emotividad, más que nada por el hecho de que cerraron la misma con tres de las "Seis piezas sacras" de Fernando Moruja, recientemente fallecido. Y cuando se sumó al grupo su directora Betty Rodríguez (la única voz femenina que se escuchó en la velada) para interpretar, como bis, la conocida "Bendición" de Peter Lutkin, ésta sonó casi como una despedida para el Fefe, y a más de uno se le escapó una lagrimita, totalmente justificada.
Luego llegó el turno de la actuación del Conjunto Música Prohibita, dirigido por el mtro. Pablo Banchi. Y debo confesar que me dejaron con la boca abierta: por momentos, si uno cerraba los ojos, parecía como si estuviera en una abadía del siglo XXIV, como la de la película "El nombre de la rosa". Según fuentes bien informadas, el mtro. Banchi pasó algunos años de su vida en el Seminario Católico, lo cual se nota claramente en la perfección con la que el conjunto encara las obras sacras del Renacimiento, con el agregado de tener un plantel de cantantes entermante masculino, tal como se estilaba en la época en los ámbitos eclesiásticos.
El repertorio del conjunto fue enteramente sacro-polifónico, abarcando obras de Palestrina y Victoria en su mayor parte, para terminar con dos obras breves de Félix Mendelssohn, compuestas ¡oh, sorpresa! para coro masculino. Pero sin duda, las obras donde el CMP alcanza su máximo rendimiento músical son las del Rnacimiento: tal vez el punto más alto del concierto fue su interpretación del "Super Flumina Babylonis" de Palestrina.
Técnicamente, no tienen un solo punto flaco: afinación exacta, matices de una expresividad absoluta, y un gran equilibrio en las voces, son los tres factores que más me llamaron la atención de la actuación del CMP.
Para sintetizar, ambos grupos podrían presentarse sin inconvenientes en los más selectos lugares de Europa, y traerse como recuerdo una tonelada de aplausos. Ojalá lo puedan hacer, porque son un verdadero orgullo para la música coral argentina.
Fue un encuentro donde predominó la belleza, aunque en este caso no se trató de la belleza visual que siempre nos deslumbra cuando actúan grupos femeninos. Esta vez, la belleza la pusieron los varoncitos.
Hasta la próxima,
Johann
(*) N. del A.: estimadas lectoras, antes de que comiencen a enviar amenazas de castración (de hecho, ya he recibido alguna), quisiera establecer, por si no está del todo claro, que los dos párrafos precedentes deben interpretarse como un comentario jocoso, atribuíble a mi patético sentido del humor. En realidad, disfruto enormemente del talento de muchas cantantes, y como muestra de ello les propongo que visiten la página web del grupo vocal Sheprays. A ver si con esto recompongo un poco mi imagen entre el público femenino.
5 Comentarios:
Le agradezco que haya considerado retractarse de alguna manera, salvando, por decirlo tan jocosamente como usted, su miembro viril. De todas formas, considere que de convertirse en un Castratto, afinaría aún más su bella voz de tenor.
Atentamente y siempre con las tijeras a su disposición...
La Condesa Sangrienta.
No way.
Los que me han escuchado dicen que soy bastante afinado.
Gracias, de todos modos,
Johann
cómo son las abadías del siglo XXIV?
Tuve curiosidad por leer esta nota y si bien estoy de acuerdo en la calidad de los dos grupos masculinos mencionados, debo hacerle notar, Sr. Machista, que en la mayoría de los coros las voces masculinas brillan por su ausencia, tal vez por una cierta cobardía por parte de los caballeros o una cierta discriminación hacia el bello sexo. Además, el Sexteto Cantábile está dirigido por una MUJER, que tal como figura en la crónica, incluye su bella voz de soprano en algunas obras.
Adhiero a la propuesta de la Condesa... ya estoy afilando las tijeras... jejejeje...
Lorena Bobbit
Ah, bueno...
Lo que faltaba.
¡SI, ES CIERTO, EN LOS COROS FALTAN HOMBRES!
Lo que sí, Lorena querida, no te excedas en el uso de las tijeras, puede ser contraproducente. Al fin y al cabo, para qué estamos los hombres sino para ser disfrutados por ustedes.
Johann
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