El weblog de Johann Tenorio, Buenos Aires, Argentina
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lunes, abril 04, 2005

No me gusta hablar de religión y política, pero...

...vaya uno a saber por qué, la agonía y muerte de Juan Pablo II me han motivado a escribir algunas reflexiones. Tengo bien claro que éste no es seguramente el ámbito más apropiado para explayarme sobre el asunto, pero confío en que mis fieles lectores sabrán perdonármelo.
Debo reconocer que no soy católico practicante, y menos de ponerme a llorar cuando me entero del fallecimiento de alguien famoso. Así y todo, al ir siguiendo por los medios las noticias que llegaban del Vaticano, noté que me angustiaba la agonía del Sumo Pontífice.
Ya desde el año pasado, cuando ya todos sabíamos que la salud del por entonces Papa no andaba nada bien, me dolía ver cómo se obligaba a una persona que ya no puede con su alma a desempeñar las funciones de un cargo demasiado elevado para su condición física. Y me preguntaba por qué la Iglesia Católica se comportaba de una manera tan necia al impedir que el pobre hombre abdicara por evidentes cuestiones de salud y se retirara a su querida Cracovia a morir rodeado del afecto de los suyos. Pero así es el ritual, y no pretendo tener la autoridad para modificarlo.

Lo que sí espero es que el próximo Papa, entre otras cosas, tenga la fuerza como para ponerse realmente a la cabeza de una nueva Iglesia Católica, que se haga bastión en el mundo contra el poder por ahora incontrolable de los mercaderes de la guerra. Posiblemente el Catolicismo sea la religión más profesada en la Tierra, y esa enorme potencia debe ser aprovechada de una buena vez para oponerse expresamente (y condenar públicamente) a quienes, sirviendo a intereses nefastos, mantienen al mundo pendiente de dónde va a caer la próxima bomba. No dudo que Juan Pablo II pretendía encabezar esta lucha, pero en los últimos años ya su físico no le permitía llevar a cabo esta tarea.
Además, el futuro Pontífice debe ser muy claro en cuanto a las reglas a aplicar hacia adentro de la propia Iglesia, en estos tiempos donde hay tantos sacerdotes acusados de delitos aberrantes. Si se pretende continuar con la postura del celibato de los sacerdotes, habría que implementar algún tipo de test psicológico a los postulantes o algo que permita prevenir abusos de cualquier índole. De otro modo, tal vez sea mejor cambiar la política.

Sepan disculpar esta perorata que no tiene nada que ver con la tónica de este weblog. Prometo que en mis próximos comentarios volveré a escribir acerca del tema en el que soy menos ignorante: la música coral.

Saludos,
Johann