El weblog de Johann Tenorio, Buenos Aires, Argentina
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viernes, noviembre 12, 2004

Canción de protesta

Hace ya mucho tiempo, cuando recién comenzaba a esbozar mis primeras vocalizaciones, tuve la oportunidad de conversar un ratito con el ya desaparecido Julio Faingersch (ya no recuerdo cómo se escribía el apellido), que por aquel entonces era director del Coro Polifónico Nacional, entre otras actividades de renombre.
Don Julio, en algún momento de la charla, dijo casi textualmente: "Entre las artes, la música es un kelper; y dentro de la música, la música coral es un kelper".
No podría estar más de acuerdo con este pensamiento de alguien que algo sabía de artes, músicas y coros.
Traigo a colación esto porque hace pocos días tuve la oportunidad de formar parte de un coro que interpretó una hermosa obra de Ludwig van Beethoven, con orquesta y solistas. A la finalización de cada una de las tres ejecuciones de la obra, el director, como es habitual, respondía a los aplausos con un saludo; luego señalaba a los solistas, para que recibieran los aplausos de rigor, y más tarde a la orquesta, que se ponía de pie y también se quedaba con su porción de gloria. Tras lo cual juntaba sus partituras y procedía a retirarse.
¿El coro? Bien, gracias. En silencio, cual parte del decorado, se retiraba tras las bambalinas.
OK, aceptémoslo, la mayoría de los coreutas carece de estudios musicales profundos (conozco varias excepciones), y a veces hasta ocurre que algunos se ocultan en la masa coral para disimular alguna deficiencia en el aprendizaje de la obra en cuestión. Pero me pregunto, ¿es esto motivo suficiente para ignorar de esa manera el esfuerzo realizado en los ensayos y el concierto mismo? En mi caso, en cada concierto terminaba totalmente disfónico, ya que la parte de coro era bastante exigente, y además tuve que asistir a innumerables ensayos de cuerda, ensayos de coro y ensayos generales, que insumen en general bastante tiempo.
¿Todo esto no amerita un mísero gesto de aprobación de parte del director, o un par de segundos de aplausos?
Qué se le va a hacer, queridos coreutas. Somos los kelpers de los kelpers.
Disculpen la filípica,
Johann